Tus enojos son tan raros,
que a veces me sonrojo
por dentro y por fuera
¡y también me da antojo!
Ansiedad no tengo yo
pero tú logras crearla
en mi mente mando yo
pero tú logras mandarla.
¿Cómo lo haces?
Tú, yo no sé,
sólo sé,
que tú lo haces.
¡Deja de jugar con eso!
¡Sé que soy causante de ese exceso!
Pero por favor perdona mis locuras,
que no cura, ni un cura.