Gaviota Romero

QUISIERA VOLVER. Narrativa corta

 

 

 

QUISIERA VOLVER

Narrativa corta 2004-11-10

De Gaviota Romero

Dedicado con todo mi cariño a mis padres y hermano; pues ellos me enseñaron hacer feliz con las cosas sencillas, y me colmaron de amor.

 

Quisiera volver donde nací, mi Tánger querido. Recorrer los lugares donde fui feliz, mi casa, las calles, la playa, mi escuela.

Esos días tan hermoso que nunca podré olvidad.

El viento sopla fuerte en ese lugar, las olas pasan por encima del puerto como si se lo quisiera llevar.

Los barcos en el puerto, donde mi padre los fines de semanas me llevaba a pescar, mientras de mil cosas solíamos hablar.

Quisiera escuchar la voz de mi madre, esperar la vuelta de mi padre, y leer aquella novela, que en las noches de invierno me hacía soñar.

Las tardes del domingo jugábamos al parchís.

 

Mientras escribo esta narrativa creo percibir el aroma a dama de noche, a marisma en la brisa del mar.

Cada 1 de mayo, partíamos al bosque diplomático, cantábamos, reíamos, en bicicletas paseábamos. Terminábamos el día extenuados pero muy feliz que la lluvia no nos hubiera visitado.

El cálido verano nos reunían en la bonita playa, a los amigos donde solíamos jugar. Por la tarde en el paseo, nos volvíamos a encontrar; él me mira, mi corazón daba un vuelco queriendo tras él volar. Las verbenas de las escuelas Italiana, la alianza israelita, el grupo español, también nos reunían, yo, estrenando vestido y con la esperanza de volverlo a ver.

Los lunes el peor día de la semana, pues tenia que al trabajo regresar pero con la ilusión que el domingo no tardara en llegar.

El invierno me hacía frío pasar, pues no teníamos con que calentar el hogar. Eso sí, el cariño de mis padres y hermano, me hacían en calor entrar.

Mi pequeño gatito, en mi falda le gustaba ronronear, pero en mi cama, mi madre no me lo permitió jamás, mi hermano mucho mayor que yo, él si que en su cama lo podía acostar. El barco se fue alegando de aquel hermoso lugar: las lágrimas no me dejaron del paisaje disfrutar.

Más yo no sabía entonces, que nunca más volveríamos juntos de nuevo a estar, mi tierra querida y yo.

 

Quisiera que estos recuerdos llegaran a vosotros mis queridos nietos, Jessica, Carla Rafaela, Jonathan, Guillermo, Ainara, Amelia y Alicia. Para que podáis meditar, la felicidad no implica tener muchas cosas materiales, pues con cosas sencillas se puede ser muy feliz.