Abraham Emilio

Silencios

Una orquesta de silencios

sacude la saeta dentro del pecho,

así como una voz en los bosques;

una sombra canora se apoya entre los dedos

y la curvatura perfecta acicala

un misterio más allá de todo:

me vuelvo en mi cárcel un pájaro

en mi locura expío la carga mustia,

y al ser pájaro de miel, pájaro de silencio,

me nombro golondrina

y una orquesta de esos origamis y el silencio

con que callan las tempestades

y la daga en las costillas rajando el borde

del corazón

y la sacudida salvaje me retuerce de preguntas

(preguntas vacías),

y esa saeta herida, esa saeta maligna

y ese rebaño de aves

el origami de mi alma torcida

y un viento que pone agujeros

y así rondando ese desertor de sílabas,

voy clamando el silencio en mi lecho de muerte

y en un elíseo lleno de aves

y un alma donde no cabe un papel ajado.