Caballero Alferez Andante

ALBARRACÍN

Un castillo ya por el tiempo ajado,

unos ríos de barrancos profundos

y viejas calles de perdidos mundos,

en fin, un Albarracín agostado.

 

Allí se hallan fantasmas del pasado

y son eternos los breves segundos,

pues allí permaneceremos juntos

sin perder nuestro paso enamorado.

 

No volveremos, no somos aquellos,

otro sino el devenir nos depara;

de la brillante luz restan destellos

 

y aunque el inmortal tiempo nunca para,

quienes fuimos, por siempre serán bellos,

que en Albarracín, nada nos separa.