Ni siquiera esta noche
podría escribir los versos
más tristes, como decía
Neruda en su poema veinte.
Ni siquiera esos versos
servirían para describir
lo que esta noche pesa.
La soledad que, implacable,
me recuerda quién era,
dónde fue que me perdí,
y por qué nadie me encuentra.
Ni siquiera el recuerdo
de tu voz, que todavía resuena,
la calidez de tus palabras,
en mis mañanas espesas.
Ni siquiera eso, mi vida,
ni siquiera tu amoroso eco
consigue esta noche espantar
la mayor las tristezas mías.
Ni siquiera veo la salida,
dónde estará la puerta
que al abrirse me haga tuya.
Entre tanto y a la espera,
trago más y más saliva.
.
Pilar González Navarro
Abril 2018