Kleber Exkart

Sangre Palestina

Sangró el corazón hasta hacerse río
llenó vasijas y cantaros de húmedo llanto
no había consuelo para el dolor
quiso gemir hasta morir.

Condolencias y plañir no bastaron 
su humedal cubría los ojos 
y cristales de sal brotaban de su oasis 
llegaron a decir que moriría de amor

Pero siguió en vida sollozando
alzase su alma como ave fénix 
hasta hamaquearse en la luna
chispa de vida, sonido de cítara

Llegaron las cigarras y con ellas el invierno
todo brotaba de la tierra húmeda
el sol abrazaba con su fuego fatuo
y fumarolas de pasión encendían los fogones.

Allí quedaba la vida y la muerte
crucificada a la ignota suerte 
se entonaban cantos de guerra
no había lugar para la paz

Todo era horror y destrucción
los jinetes del Apocalipsis 
venían desde los cuatro puntos cardinales
blandiendo sus fustes 
y el jinete del terror su guadaña

Un polvo ceniciento se alzaba hasta el cielo
cubriendo toda la tierra de Gaza
mas allá la ciudad santa lloraba sus mártires 
eran los niños palestinos caídos 
abrazados a su suelo inhóspito

Cientos, miles de sonrisas
trastocadas en muecas.
El ratatata fungía una alocada sinfonía 
de artillería pesada de tanques
y metrallas que desmembraban cuerpos.

 
Los cohetes rasgaban el velo de la noche
buscando el olor de la vid
se libraba la batalla mil 
de las millares que vendrían.
Hoy es el año innúmero 
de la guerra innúmera.