ALVARO J. MARQUEZ

EN TU SUEÑO

“El amor en el diario vivir/ puede ser una lágrima más por derramar,/ por ser mentira que nos hace sufrir/ o verdad que nos hace llorar”.

 

Anoche desde mi sueño al tuyo entré,
ahora no me preguntes cómo lo hice amor,
creo que eso ni yo mismo en verdad lo sé,
pero es que sentí que tu sueño me requería
y entré pues en él para dejarle una melodía
y con unas dulces pinceladas darle el color.

 

Creo que tú me esperabas, no te sorprendí,
pues tú sonrisa muy tierna allí me recibió;
sentí que ya llevaba varios siglos por ahí,
porque todo me resultaba muy conocido,
encontré poemas que ya tenía en el olvido
y hasta flores que alguna vez te regalé yo.

 

Hallé también unas cartas que había escrito,
hasta algunas que nunca supe si te llegaron;
un álbum de fotos con un valor ya infinito,
los lentes que a veces te ponías para lucirme,
palabras sueltas que jamás llegaste a decirme,
dibujos que por alguna razón no se borraron.

 

Aún tenías mis besos grabados en tu boca
y mis caricias se paseaban por toda tu piel,
tu manera de ser seguía siendo igual de loca,
el mismo efecto en mí tu mirada provocaba
y por la fuerza del viento cerca de mí volaba
algún te amo que habías escrito en un papel.

 

Una paloma mensajera me llegó de pronto
y me traía ese mismo papel entre su pico,
tal vez lo que diga pueda parecerte tonto,
pero recuerda que era un sueño nada más,
te dije “hola amor, yo sé bien que ahí estás
y a veces no sé por qué razón no te ubico”.

 

Poco a poco te fuiste ante mí desvaneciendo
y no encontré entonces el modo de retenerte,
sentía que sin poder evitarlo te iba perdiendo
y un sueño que inició siendo una maravilla,
se transformó de repente en una pesadilla
y se produjo un cambio total en mi suerte.

 

La paloma aquélla muy lejos de mí voló
y ya ni aquel papel lo tenía en mis manos,
tu figura no sé cómo de humo se volvió
y con mucha tristeza en mi sueño pude ver
que mis muchos intentos por hacerte volver
me resultaron todos absolutamente vanos.

 

Lo más triste de este sueño es que aún no sé
qué puede significar en verdad para los dos,
porque cuando muy sobresaltado desperté
ya casi comenzando esta fría y gris mañana,
la paloma mensajera estaba en mi ventana
y en su pico otro papel que decía “adiós”.

 

Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
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