Kleber Exkart

Agazapando la Muerte 

En un mundo donde todo se arregla a balas 

llevo un lirio blanco y un poema 

a medio a escribir  

para agazapar la muerte cruzada. 

 

Se que un día me encontrará 

por eso para desafiar su sombra 

he enseñado a mis manos 

a espantar su frio y rigidez. 

 

Hoy mataron a una tierna niña 

los de siempre, los de ayer 

los que conviven conmigo, contigo 

y con todos nosotros. 

 

Tienen la misma repulsa por 

el olor a sangre y al igual 

que todos beben agua del grifo 

se visten con las mismas ropas 

andan por los mismo caminos 

y nos los encontramos 

compungidos o libérrimos 

en la taberna de la esquina. 

 

¿Son ellos mismo o somos nosotros?. 

El estado dice que no; 

siempre he creído que nos mienten. 

 

La violencia y la muerte 

se ha institucionalizado 

se hizo piel de la patria 

se mimetizo en los ojos pardos 

de los olvidados de los ricos, 

de los expulsados del paraíso burocrático, 

de los que equivocaron el camino de vida, 

de los que gritan y tuercen cuellos 

a fuerza de buscar miradas compasivas. 

 

¿Son ellos mismos o somos nosotros?. 

Hay mas cadáveres esperando en la morgue 

para que sus dueños aparezcan. 

Nos es el gatito de la casa 

no es Sultán el perro querido 

es el hijo, la esposa, el marido, la madre 

la tierna novia que están en la fría losa. 

 

Es carne de mi carne, hueso de mi huesos 

que yace fría e inerte a la espera 

de su nueva identidad. Es la difunta amada. 

 

Me arropa una tristeza cognoscitiva 

lleva años y lustros dejándome su vaho 

me ha seguido desde antaño 

y aunque trato de mostrarle la mejor sonrisa 

me aguijonea el corazón 

como queriéndolo devorar. 

 

A veces pienso que los muertos 

no son los muertos, que el cadáver soy yo 

y que ando de intruso sosteniendo 

que todavía estoy vivo.