Víctor M. López

I

 

 

Volver aquí y ver el mar;
recuerdos de infancia.
Aquella arena que pisamos;
la distancia.

Solo una vez sentí la plenitud;
la felicidad otorgada por los elementos;
besado por el sol eterno,
por el mar, la arena y el viento.

La receta exacta de mis cielos;
paraísos terrenales
donde guardo mis silencios;
mis solitarios anhelos.

Y escucho la marea
que me habla de muertos;
de aquellos que dieron la vida
persiguiendo sueños.

El sol, con su cálida mirada,
baña un barco del puerto.
Compañero de juegos,
dice el viento.

La tierra que piso
me desliza sutil hacia ellos;
hacia los sueños de infancia,
pues sabe de mi corazón dispuesto.

Y dispuesto subo el ancla,
las velas se curvan como espigas
en los días de lluvia y viento.
Y así navegué los mares de muertos.

Y así recorro el mundo,
encontrando en tu mirada mi puerto;
la felicidad del marinero;
la paz del niño inquieto.

Estos son mis sueños.