Me gusta la rebeldía de tus cabellos
rebelándose al viento, al agua, a los susurros;
hirsutos son una madeja negra de destellos
que libertinos se muestran turros.
Alguien enredo sus sueños
en la intricada selva de las hebras
de tu bellísima cabellera
que como corceles briosos trigueños
muestran ondulantes sus fibras
dándote realce y belleza señera.
Mis manos vacilantes y nerviosas
no sabrían que hacer con tus corceles
bajando en cascadas estrepitosas
jalonando sus bucles en busca de diénteles.
Quisiera solo una madeja de ellos
para echarlos a volar al viento
y me los devuelva en lluvia de centelleos
y ser dueño de ellos con tu consentimiento.
La grácil figura enrizada de tus cabellos
me enamoran hasta el delirio
soy esclavo del alucinante enredo de ellos
que gustoso daría mi vida en martirio.