Santiago Miranda

La sangre esparcida en guerra es sangre perdida

 

Impura, la anulación del otro por sus ideas
Inexistentes sino una bandera impuesta
A la fuerza del azar que te hizo caer al tiempo
En un lugar y no a otro, dándote la natural lengua
Y el belicoso sentimiento irracional, del pago
Al que recaiste puro, educado en obediencia
Temor de dios y el yugo, o por una ficticia empresa
Que entregará algo más que el mendrugo, en armas
Miríadas de pupilas estallaron encañonadas
Por puñados de terreno reclamado, polvo disuelto
Al sufrido aliento que respiran los elementos
Vivos, el tiempo huele al sufrimiento en el campo
De la historia, ¿Qué más da si los muertos vistieron
El color de tu bandera, en sus funerales? Huesos
Siguiendo a huesos en la deshollación de la carne
Por mandato divino, las reglas del fuego no buscaron
Réplica; aquel que levante fusil contra el hermano
Olvido merece en su ir contra del valor humano