Auro im Quebar

Aquella triste mujer...

Aquella triste mujer del país alegre

ha roto sus níveos poemas

y deshecho las hojas celestes

de henchidas canciones de amor.

Tras sus lágrimas renunció

al colorido de bellas letras

de prístinas armonías esperanzadas

de enrevesados acordes soliloquiales.

Ya no creo en el amor dijiste

me bajé de esa nube pregonaste.

Y entregaste al olvido tus suspiros

y al baúl de la desesperanza

tus hermosas métricas.

Tal vez ya no vuelvas

tras los pasos de cariños ingratos

y frustradas ilusiones.

Ni creerás las promesas

de engañosos Adonis.

Pero, te aseguro…

la numerosa estela

de apasionados poetas

seguirán pregonando:

Donde haya amor

habrá  poesía

Donde haya poesía

habrá Amor.