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El inconveniente de conocerte

Trasluces tu mirada en ráfagas de dolor,
inspiras un río donde se suicidan mis sueños,
los amores que tuve, las emociones de vivir,
el placer del orgasmo, la felicidad del crepúsculo,
todo muere en el río que eres.

¡Qué importa la vida, si lo que más quiero me mata!

En las calles aparecen seres arcaicos vomitando tu rostro,
se desenlazan de esa sustancia, sonrisas suicidas.
Una carcajada guardas en un eco que carcome mi alma.
Va sonando unísono en esas calles viejas que piso.
Me persigue en este infinito donde tu rostro es el centro. El todo.

Me gustaría ahora mismo nadar en ese río.
Amarrarme a los pies todas las caricias que te guardo.
Encajarme en el pecho todos los “te amo” nunca dichos.
Enganchar a mis manos tus mentiras.
Pero sobre todo sentir el peso de tus verdades.
Hundirme con todo ello,
no moverme, quedar allí dentro, en ti.
Solo sin ti.