alupego (Ángel L. Pérez)

COMO LLUVIA DE MAYO

 

En el borde del párpado,
vive la tibia lágrima.
Atada a la pestaña,
que armoniosa la baila.
Salino su sabor.
Cristalina, sin mácula.
Esperando rodar,
por la sedosa cara.

Un crisol de emociones.
Fundidas en las brasas.
Moldeadas a fuego.
Quemando las gargantas.
Como lava furiosa,
que amenaza icendiarlas.
Agazapadas quedan,
cuando el miedo las falla.

Vive el sueño acunado.
Mecido por las aguas,
de la vida temprana.
Florecientes retoños,
como brotes de savia.
Amaneceres frágiles.
Que arroparles quisieran,
con sábanas de plata.
Sus pasos animando,
con versos de esperanza.

Nuevos brotes emergen,
del tronco de los años.
De raíces profundas.
De extendidos arraigos.
De sangre enamorada.
De abrazos sin agravios.
Incipientes promesas,
de un futuro lejano.

Una lágrima baila.
Como la mece el párpado.
Silenciosa y auténtica.
Prístina y exquisita.
Como el roce de un labio.
La emoción contenida.
Princesa prisionera,
en el sutil palacio.

Y cuando salte errática,
sobre el rostro agrietado.
Descubrirá senderos,
de inhóspito trazado.
Bañara los recuerdos,
en la piel olvidados.
Sofocará los labios,
que abrasan apretados.

Esas lágrimas limpian.
Como lluvia de mayo.
A. L.
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