Federico Lanfranco

MARÍA LUISA

MARÍA LUISA

FEDERICO LANFRANCO

Al salir el alba, en una fría 

mañana

María Luisa se levantaba muy triste

y acongojada

Mientras la incertidumbre

del dolor

corre muy deprisa

Golpeando sin piedad, su voz y su aliento,

cuál sí fuera

una hoja seca,

danzando en un frío otoño

Bajo el bulgár agobio, que ciñen

sus pensamientos.

 

Sólo se oían ecos y lágrimas

ensangrentadas

! Era María Luisa ! Que lloraba

triste y desconsolada

Pidiendo arrodillada, consuelo 

por su alma

__Pero eso__no fue suficiente,

el destino atravesó un puñal

en su corazón inerte

y la suerte le dio jácke mate.__

 

María Luisa, al ver su madre postrada

en la cama

Se lanza a un laberinto vacío

y sin esperanza

__Sin nisíquiera saber,

que tal vez,

no vuelva, más a casa

Buscando encontrar mejoría

nunca pensó

que podía perder la vida.__

 

Embargada en un tímido temblor

de luto y de llantos

Sin abrigo y sin  amigos, dónde el frío

calcina su rostro

Dónde el miedo se esconde

en sus senos

y en  sus manos tibias,

el silencio de una lápida fría.

 

Salió en busca de nuevos horizontes

y encontró pésares, de  dolor y llanto

Entre el grito y la prisa de un mal

presentimiento

y la nostalgia de una mala pesadilla.

 

La gran ciudad, es una lluvias de cielo

sin estrellas,

dónde encontrar petróleo,es un gran

dolor de cabeza

Aunque abundan muchos las oportunidades,

 hay nubes gris y nubes negras.

 

Siempre contenta y sorríente; pero con miradas

turbias 

Dónde el pudor, quedó detrás de una

cantina

Dónde perdió su virginidad

bajo la sombra de su inocencia.

 

María Luisa,

se levantaba, muy triste

cada mañana

Esperando el crepúsculo de la tarde,

y así salir, a rondar la oscura noche

que has de venir

Mientras tanto , el silencio se asoma

a su ventana

y apretando un nudo en su garganta

dejó abandonadas sus plegarias.

 

María Luisa, nunca pensó

morir del VIH y agradecida de Dios

y de su madre

Oraba sin cesar, ocultando el veneno

que corre por sus venas.

 

La vida la sorprendió, con una terrible

enfermedad

María Luisa, al siguiente día murió

y dejó un carta a su madre

! Oh, madre mía !

Sí morir por tú felicidad

valió la pena

Que triste me siento

ahora

de no haberlo hecho antes

Eres la sangre de mí vida,

suspiro de mí aliento

Eres la fuente de mí sed,

el manantial de mí suerte.

 

Oh, madre! No lloré, que estoy

muy alegré

De ver la luz en tus pupilas

y la vida,  en tú hermoso

vientre.

 

__Madre mía, 

tú bondad y tú devoción

hacen la mejor obra de artes

Daría mí vida por la tuya, aunque el mundo

me dejé morir en agonía.__