Federico Lanfranco

MEMORIA DE UN MENDIGO

 

Miré a un mendigo

llorar ante la memoria

de sus recuerdos

__Mientras el dolor en su alma

colgaba de su soledad,

cómo corbata en su espalda

Más sus lágrimas apasionadas,

atadas, antes el suplicio de sus pupilas

cegadas.__

 

Aumentando así el llanto mío,

que apéna comenzaba atrofiar

el alma mía.

Sintiendo el tímido temblor, del silencio

en mis venas

Y el triste campanario de mis latidos

se inundó de penas.

 

 

Su mente navegaba en el silencio

de una luz alucinante

Dormía bajo el manto de escaparates

entre sábanas de periódicos

y almohadas de cartones.

 

_Sólo el llanto de aquel mendigo

me hizo entender el dolor ajeno

que para vivir conforme con uno mismo,

no necesitamos un mundo de lujos y riquezas,

solo hay que resignarse,

a lo que Dios quiera.__

 

Mis lágrimas no dejaban de caer 

al piso

Sus manos extendidas parecían

al Cristo

Cuál sí fuera un niño hambriento

y sin abrigo

Rodeados de aquéllos utensilios

sucios y sumídos.

 

Su fábula triste cónternaba

mí corazón

Parecía un sacrilegio

vivir sólo

Más sus pies descalzos

calcinados

Y su rostro lánguido

Parecía al de un anciano.

 

Yo vi, a un mendigo

llorar ante el dolor de sus pésares

al ver sueños tirados, por los alcántarillados; por

un extravío del destino.

 

_Su memoria lúcida y su alma

transparente

Abandonadas por su sombra

! Oh, esperanza inútil !

Que de mí vida te has burlado

Dónde has estado , por largo tiempo?

que por años te he extrañado.__