Qué conversan las piedras del sardinel
 Donde pisan los tacos de aquella y aquel;
 Porque el taconear no es privilegio de nadie
 Ni del que tiene, o no, zapato o zapatilla
 Qué más si son los que trajinan por la calle
 Los únicos dueños de la vida y la raspadilla...
Hay el que, prendido de la botella
 Va con el pensamiento fijo en ella
 Y tiene una asombrosa seguridad
 De ser conocedor de toda la ciudad.
 Tiene de compañía una invisible vertical
 Mientras busca, dónde comerse un tamal
A cinco cuadras del viejo mercado
 El club de los notables está ubicado
 El trago de lujo, es un ron con limón
 Después de un pan con chicharrón
 Está el cachinero, servido y bien sentado
 A la hora, y como siempre bien peinado
Desde su mesa pide el barrendero
 Ser atendidos a él y a su compañero
 Un cubilete dados y dos bien heladas
 A ver quien paga, sin usar artes vedadas
 A la mesa acuden pronto el ambulante
 Un guachimán y un conocido tunante
Son las noches que siempre parecen viernes
 Donde se discuten los proyectos en ciernes
 Siendo la comidilla de las piedras del sardinel
 Que nunca pudieron ser escritas en ningún papel
 Por pertenecer en riguroso secreto y exclusividad
 A los notables miembros de este club de la ciudad.
Copyright © Rodolfo Dondero Rodo
18.03.15