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Un buen lugar para morir

Dice la tierra que ya no me aguanta.

El mar se desgarra con mi aroma.

Las estrellas huyen de mis huellas.

Miraré el alba que se espanta
ante mis ojos de sol muerto.

Luciérnagas alumbran mi sombra,
ella camina lejos donde no hay formas.
Me hinco ante la Luna que no me mira,
ignora mis rezos, me hunde sus flechas
manchadas de ausencia.

¿Qué hago aquí entre nada?
Sólo veo mascaras, dos sonrisas que brillan
y al despedazarse el crepúsculo se apagan.
La mujer que beso en esa nula luz
encaja sus uñas de plástico en mi espalda,
provocando un vacio en mi alma.

Los pájaros hacen un coro
aléjate me dicen furiosos.
En sus picos veo el odio,
en esos sonidos que rompen el silencio,
graznando sílabas que sólo yo comprendo
y se clavan sangrientas en mi pecho.

Muere.

¿Cómo quieres que muera en la nada?
Ese lugar no me place para morir.
Prefiero uñas de plástico en mi cuello.