Micaela

Hora de despertar.

Con el corazón estancado, estacionado,
con los ojos parpadeantes, desesperantes,
con el alma desgraciada, afortunada,
me encuentro existiendo por puro gusto y anhelo, teniendo dulces sueños en amargados cielos.
Una vida de impotente frenesí, sin tus aires de pasión no podría estar aquí.
No dejes de abastecer mi sobrevivir, te necesito consumir como el alcohólico a su Gin.
Quiero ver el alba en tu mirada, resplandeciente cotidianamente, y esperar el ocaso eventualmente, como cada tarde desde las siete.
Y en mi cielo ansío verte deslumbrando como él astro que eres, siempre brillante y perseverante, esperando la hora para marcharte.
Interrumpo mi suspenso, despierto y sigo existiendo...