rodolfo dondero rodo

8 DE MARZO

 

I

A ella, que dice ¡hijo!
a la que dice ¡madre!
a ella que regala en cada beso
un cielo de fantasía
la que más fiel es que la sombra
la que hace danzar espigas
en campos de fértil trigo
la que cede sus neuronas
cuando da un consejo
la que enseña a florecer
a las grietas del desierto
la que está siempre
como un faro entre las brumas
la que espera pintando
ilusiones en sus sueños
a ella que no gime ni grita
que canta y sonríe
entre truenos y relámpagos
la que entrega en la noche
un corazón ardiente
la que no ceja en ofrecerse
cuando las dudas desconciertan
para ella los jardines
los cánticos de azucenas
entre coros celestiales
para ellas los colores de la vida
y unas gotas de rocío
esparcidos a su paso
cuando van o cuando vienen
en los cruceros de la vida…

II

La escarpada ladera
abraza el ala rota 
del ave que interrumpió su vuelo
y de la sangrante herida
que mutiló sus sueños
una lasca tiñe de sangre
la púa inhiesta que apunta al cielo
cae el ave envuelta
en una indigna burka
y en el acantilado yace 
la belleza ignota
perdida en su muerte.

III

Ecos que las brisas traen
son clamores que piden perdón
por la traición rastrera
el golpe artero
la fractura de una ilusión,
entre brumas abismales
de arrepentimiento incierto
un lamento se quiebra
y se hace humo que lleva el viento
los dolores quedan
en las entrañas de la madre
hecha por la violación
¡Perdón! ¡Perdón!
por el niño que quedó sin padre
por la madre que su padre fustigó
y que echó a rodar por las calles
arrastrando el fruto de la violación
pidiendo un pan un techo
una loción para lavar tal baldón…

Copyright © Rodolfo Dondero Rodo
08.03.17