Bruno Tutaya

MÁGICA LUNA

En un lejano pueblo  

rodeado por altas montañas

vivía un niño que por las noches

le hablaba a la luna:

“Linda, bella y brillante luna de plata

no hay nada ni nadie

más hermosa que tú”.

 

Ella, la luna,

arriba en lo alto al escucharlo

iluminó aún más la fría y oscura noche

y su voz al viento encargó      

que al niño alegre dejó

un día llegarás a mí.

 

En noche que se embelesa

al verla alta y fuerte brillar

una promesa le hizo:

siempre estaré aquí, luna

para verte llegar, admirarte y decirte:

“Linda, bella y brillante luna de plata

no hay nada ni nadie

más hermosa que tú”.

 

Luna,

al escuchar su promesa 

sembró en él un sentimiento de amor

que solo brotaría en su pueblo

cuando encuentre a una niña como él.

 

En hora que la noche asoma

ella, la luna,

unió sus caminos, …perdurará.

Ambos, con un beso,

hicieron brotar el sentimiento

de amor que luna sembró

pero tomaron rumbos distintos.

 

Aún en noches sin luna

mirando hacia el firmamento

el niño le hablaba:  

“Linda, bella y brillante luna de plata

no hay nada ni nadie

más hermosa que tú”.

Ella, la luna, vestida de noche     

se preguntaba:

hasta cuándo cumplirá su promesa.

 

Una mañana el niño del pueblo partió

rompiendo así la promesa que hizo.

Y luna muy triste y apenada quedó,

pero de amor, bondad

y propia naturaleza

continuó iluminando el camino

más aún, el que lo traería de regreso.

 

Al cabo de un tiempo

el niño volvió

y en noche de luna

a la niña encontró

y entre ambos

escucharon sus voces decir:

volverte a ver es sentir

que he llegado a casa

volverte a ver es sentir

que siempre estuvimos juntos.

 

Día y noche

el niño se preguntaba

qué misterio hay entorno a la niña

si el primer encuentro con ella

fue repentino y fugaz

y de ello, hace muchos años atrás.

Invadiendo en él

un extraño sentimiento de gozo y dolor.

 

Pasaron los días

y de su mente llegó

una idea con voz

el triángulo está en ti.

Comprendiendo que él,

la luna y la niña

formaban parte de un misterio

de vida y amor, y una promesa

que ambos han de cumplir.

 

Desde entonces,

en noches de luna

perfumada de rosas

una flor, una vela

y un niño en regazo

suena, cual coro, aquellas palabras:

“Linda, bella y brillante luna de plata

no hay nada ni nadie

más hermosa que tú”.