Catelgood

De Desear...

Desear que estés... y no te vayas,

Como si pudiera comandar la vida… como si importara

Y darles razón a los días, a los aciertos y fallas

Con la razón de ser que nos ampara

Reverdecer mil veces en el deseo

Como eternos Prometeos encadenados

A la lúbrica caricia, a lo que ya no siento ni veo

Atento y distraído por los minutos contados.

 

Hace tanto que el deseo se eterniza,

Una piel, una humedad, un beso… que no llegan

O se añoran, lejanas en la prisa

Y en otros mares saludables, hoy navegan

Mientras en mi tiempo se hacen humo

Y yo me riego de esperanza los momentos

Y miro al cielo, añorante mientras fumo

Sin prisa, sin llanto, sin lamentos

 

Y un médico que habla de horas contadas

Y un leguleyo que escribe heritancias

Y yo deseando cosas encantadas

Como ausente, sin prisas ni distancias

Mirando de frente a la muerte

Retándola, con tamaños que aun alcanzan

Porque mientras aún pueda verte,

Mis deseos, de desear, nunca se cansan.