Felipe Romeo

DE LAS PIEDRAS MUCHACHA

Ella se regocijaba

en una nube de humo

de su armado de vainilla.

 

Caminaba hacia un destino confuso:

Playa de piedras, yoga y maracuyá.

 

Su primer ex novio había sido un anarquista,

el segundo, posesivo.

Yo intentaba protegerla

de esa mezcla de terror

que habitaba fiel en mí.

 

Tomaba el café con ambas manos

y me miraba en cada sorbo.

Yo veía a cada sorbo

la cara de otra mujer.

 

Le dije que los sueños eran importantes.

Me dijo que ser dueño le sabía mucho mejor.

 

Se jactó de ser artista.

Yo de siempre haber sido

un porfiado amateur.

 

Su sabor Punta del Este

y  sus aires all inclusive

discutían con mi sueldo

de bohemian boy frustrado.

El amor acaudalado

no pagaba mi alquiler.

 

Reconozco,

sin embargo,

junto a estas

nuestras diferencias

convivía un gran común:

Ambos amábamos,

por sobre todas las cosas,

hablar muy bien

de nosotros mismos.