Desdemi

Sin título

Tan torpes fueron

los corazones que te rodearon

que no supieron transmitirte amor  

y esas manos duras, 

¡pobres manos! jamás pudieron 

sostenerte en un abrazo...

 

Te conozco bien,  

te vi varias veces 

acurrucarte en las noches  

tratando de conciliar el sueño.

Te encontré tantas otras  

hablando sola y lamenté tanto 

no tener respuesta a tus preguntas.

Dime; ¿qué quieres escribir?  

Tus versos insoportables asfixian  

al contacto con el alma,  

oscurecen las horas,

amedrentan la calma.

Tu vida, cruel parásito,  

se alimentó tantas veces de mi ser,  

consumió hasta la raíz de días incontables,  

en los que arrasaste junto al tiempo 

una juventud vacía de esperanzas.

Y ahora, ¿qué pretendes? intentaré dejarte ir

Pero sabes, me acostumbré tanto a ti   

a tu agria compañía, 

que no se vivir de otra manera, 

mis pasos huyen del tumulto sonoro,  

de la risa compartida en una tarde de amigos,  

de la palabra cariñosa  

del amor golpeando la puerta.

Tengo miedo de los ojos

que me miran sonrientes

y de aquellos que ardientes

me niego acariciar

esquivo entonces la mirada

y me refugio en tu ambiente

ese oscuro silencio que siempre huele a ti...  Soledad.    

 

Mónica Gribaudi