argantonio

El principe y el sapo

Recuerdo mil soles, solitario

sin sed de beber

mil sombras sin frío,

sin ventanas , ni ganas de mirar

recuerdo un mar dormido,

como si hubiera nacido en él,

recuerdo la primera mirada

y esa, se me que quedó clavada.

 

Después vino el primer beso

y no era lo que soñaba,

fui aprendiendo o quizá

me enseñaron a oler las flores,

y a valorar los muñecos de trapo,

y con el tiempo comprendí

por qué un príncipe,

podría encarnarse en un sapo.