Jhon Deivy Torres Vidal

HERMETISMO Y ASUSENCIA

La puerta restaña herméticamente

su cuerpo zurrado,

y la mano del hombre 

que no la rozó

se trepa medrosa

al hombro excitado 

del alma contigua,

la bujía amainó,

roncó aquella alarma

que nadie olvidó.

¿Alguien les asusta,

juegan a quedarse,

quién anda sin chanclas,

por qué se ocultó?

La puerta entreabre

chirriando cansina,

no asoma ni el aire

de codos tranquilos,

entonces se encrespa la respiración.

Alguno ya es nadie, 

ya nadie es alguno.

Todos gritan nada

con gráciles labios,

y, de todo, alguien queda

aullando sin voz,

ya todos miraron 

lo que nadie vio.