Nohelia Menjivar

Al levantar mi rostro

 

Era un lunes con el petricor inundando mi nariz con su cálido aroma, con la llovizna deslizándose sobre las hojas de los árboles, rozando mi rostro y cayendo al suelo formando una iridiscencia que se reflejaba en mis ojos sus hermosos colores,

y al levantar mi rostro miro unas hermosas curvas de un cuerpo inefable; una hermosa sonrisa que podría llenar de luz cualquier lugar oscuro y una mirada que podría convertir cualquier tristeza en felicidad en cualquier instante; 

mis ojos pensaron que era un sueño, que esa belleza no era real pero si era parte de un sueño no quería despertar.