Este nuestro pecado,
 fue más tuyo que mío,
 porque tú ya sabías
 que te estaba prohibido.
 
 Mas frente a mi insistencia,
 y al verme decidido,
 rompiste la promesa
 que hiciste a tu marido.
 
 Suspiros elocuentes
 y gestos reprimidos,
 nos dieron el coraje
 de emprender el camino
 
 Y alegres e inconscientes
 sin pensar quién lo quiso,
 entramos de la mano
 en nuestro Paraíso.
 
 ¡Y nos amamos tanto!
 (superfluo es si lo digo)
 amor de fuego y llamas,
 nuestro amor clandestino
 
 Al seguir la avalancha
 de erotismo sin freno
 cambiamos tres destinos;
 y hoy pagamos en pleno.