25.

Su respuesta

Se me aceleraba el corazón por momentos, dejando de lado aquellas razones que un día me volvieron cuerdo. Comencé a dudar de si era dolor o miedo lo que proclamaba a mi corazón que no se detuviese. Sentía la sangre recorrerme como un río en su más profundo cauce y, ahí en donde desembarcó la vida, mi destino paró en seco, dejándome sin aliento mientras esperaba su respuesta.