Juan A. Cisneros

Transcurre el tiempo y te vas

Mi mamá tenía razón cuando me dijo 

que sólo bastaban semanas

o en el peor de los casos,

meses,

para darse cuenta que el tiempo

lo cambia a uno como la carne, 

luego ósea

después de la muerte.

 

Ya perdí la vocación de pensarte

no sé cómo sucede,

pero uno se levanta de entre la oscuridad

y se encuentra con las manos 

vacías

dolientes

 

Y el olvido y la tristeza

o la tristeza y el olvido,

le confeccionan a uno 

el traje del desenamorado. 

 

Poco a poco,

mientras se levanta de madrugada

uno se pregunta

quién fui, qué hice, para quién nací,

y cuando el traje por fin ya está listo,

da el beso desamparado.

 

La espera de la mujer definitiva

entonces se acaba.

Pero recuerdo nuevamente las palabras de mi madre,

ya no me importan

ya no me duelen

 

ella tenía razón,

pero yo

soy un hombre impaciente.