alupego (Ángel L. Pérez)

LENTAS NACEN LAS VOCES

 

La grietas se perfilan.
En la mente agrietada.
En las carnes que restan,
nacen prietas las manchas.
Errores que se agrupan.
Cual gregarias manadas.
El tiempo las enquista.
A la vida se adaptan.
Como el hielo y el agua.

Lentas nacen las voces.
Lenta la idea avanza.
El pensamiento es bruma,
en la mente acolchada.
En epidemia tornan,
verdades disfrazadas.
Nauseabundos olores,
que ayer eran fragancia.

Una nube de polvo,
ocultando el mañana.
En los gritos ahogados.
Sujetas las gargantas.
Las voces se disuelven,
como la sal y el agua.
Mudas se van quedando,
las sentidas palabras.
El terreno es baldío.
Abunda la cizaña.

Negros cerros ocultos.
Perdidos en la nada.
La nada que habla alto,
Anunciando la trampa.
El Hombre acurrucado.
Aferrado a su culto.
Va perdiendo el origen.
En su ego encerrado.

Los tambores resuenan.
En los pechos vacíos,
donde tiemblan las almas.
Golpea la cascada,
de las promesas vanas.
Ensordecen los golpes,
sobre la piel temprana.
Y los goznes rechinan,
como naves varadas.

Va vibrando a lo lejos.
Una nueva sonata.
Un clarín va sonando,
anunciando un mañana.
Bailando las abejas,
su existencia reclaman.
Su zumbido es la esencia,
que nutre la esperanza.
A. L.
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