Lolaila

Trovador

Trovador

Sembrando campos de rosas,
bajo la luz de la luna,
las noches del trovador,
sin encontrar el amor,
pasaban en fría hambruna.

Recorrió todos los mares,
navegó sus arrecifes,
tan solo espinas clavadas,
en todas las ensenadas,
pudo encontrar de la esfinge.

Escaló altas cordilleras,
a céfiro preguntó,
pero el eco devolvía,
en susurros su canción.

Y a solas con su guitarra,
se escondió en una cabaña,
sacó la tinta y la pluma,
comenzando a escribir.

Empezó a tararearla,
con las notas y el acorde,
se ayudó de la guitarra
rompiéndole el cuerpo al són,
de los tambores de guerra,
de los cantos de sirenas
y la emoción lo embargó.

Al fín encontró el amor,
el que buscó en las tabernas,
bajo balcones floridos,
a las orillas de ríos,
buscando en ojos vacíos,
cuando estaba en su interior.


Dolores Egea ( Lolaila)