GCarlen

Nos enamoramos

Dejé que mi alma se enamorara de la tuya,

pero jamás le advertí de una posible ilusión.

 Cometí el error de dejar que mi corazón se acelerará a causa tuya,

cuando en realidad no debía ni latir en consecuencia a tu presencia.

Dejé que las alas de una mariposa monarca revolotearan por mi estómago al escucharte emitir palabras benignas hacia mi persona.

 Esa vez debí centrarme en aquella chica de abrigo rojo y no en la miel que salía de tu boca.

Permití que tus labios invadieran mi cuerpo, que tu voz jugara con mi mente, que tu sonrisa alterara mis sentidos.

Dejé que tu ser se apoderara del mío, aun cuando no debía.