Alguien robó mi sueño,
dejando en mis sienes
pensamientos suspendidos,
hojas muertas del silencio.
Conté mis recuerdos
al ritmo tenue de los luceros,
y aunque rezo, la noche
me niega el sueño travieso.
Es noche de quimeras errantes,
de truenos que no llegan,
sobre un cuerpo exhausto,
que aguarda el soplo sereno.
Y en el silencio profundo,
la esperanza se desliza,
como un río invisible
que le susurra a la vida.