Isaias Torino

Para una diosa, de un mortal

Sepa usted, que hoy no me siento con ganas de hablarle,

por eso le escribo,

Sepa usted, que si le dije que la amaba, fue porque realmente lo sentía, me sentía vivo,

Sepa usted, que si me ve caminando solo por calles, donde las sombras seducen a cualquier deambulante, es porque yo lo decido, me gusta,

Sepa usted, que todos los momentos en los que pensamos ser felices, tal vez fue porque nos engañábamos a nosotros mismos y a la vez al otro,

Sepa usted, que no me siento culpable, ya no más, siento que nos herimos ambos y como ambos lo hicimos, ambos debemos cargar el mismo peso, no solo yo,

Sepa usted, que si le hablo así, es porque no es parte de mi vida, no es parte de mis pensamientos, aunque aun siga ahí, no desespere... es momentáneo, deje que mi corazón y mente hagan su trabajo,

Sepa usted mujer,

Sepa que la amé como un loco

Sepa que la hice mi musa

Sepa que la convertí en una diosa, brillante como mil soles, y por ser sol, me cegué, me quemé la vista y ahora ciego, le digo algo más  

Sepa usted, que si le digo todo esto, es porque aun no la puedo quitar de mi.

Y la amo, pero no soy su esclavo.