Transcurren los días de la semana y cada domingo a la iglesia acudió.
-Niña quédate tranquila debo peinar bien tus cabellos o la peineta se te caerá, lista Linda ve con tu mamà.
-Abuela no me gusta como me mira el señor cura.
-Bueno mi niña entonces no le veas, siempre parece malhumorado y mas cuando los niños no se aprenden las oraciones.
-Lila ya es hora de ir a la iglesia, ya la misa va a comenzar para la primera comunión de los niños.
El tiempo paso y con el los días felices de la infancia, pronto llego la adolescencia.
Un día su tìa le pregunto porque no visitó mas la iglesia, a lo que linda le respondió
-Tìa, la verdad fue una desagradable experiencia el día de mi primera comunión, recuerdas que siempre decía que no me gustaba como me miraba el señor cura, pues ese día por primera vez según la religión se confiesan los pecados cometidos, y ya te imaginaras los pecados de una niña inocente, pues te cuento que el señor cura me hizo preguntas obscenas que no entendí en su momento, ahora lo entiendo y me da lastima que existan y aun hoy en día, seres enfermos de la mente dentro de un recinto sagrado que representa una de las religiones mas fuertes en el mundo, ya sabemos el nombre de la fortaleza o castillo que les alberga, triste e irónica paradoja para quien solo andaba descalzo promulgando un mensaje de amor y esperanza...
y la vida continúa ...