Yvette Nino

A mi cuerpo


Fuiste un ingrato porque no hubo día
que no cuidara tu salud y aspecto
Supe darte el sustento que debía
y procuré disimular defectos.
Supe perdonarte los excesos
y celebré tu esfuerzo y tu fervor,
te enseñé los gestos y los tonos 
y aprendiste a mirar al corazón.

Y hoy, a pesar de lo que he hecho 
hiciste de mi cara un bandoneón
mis manos las manchaste de violeta
les diste a mis palabras nueva voz
las aguas de mis ojos están secas
y a veces digo, muy a mi pesar
alguna tontería sin razón.
Confiaba en ti, en vano me defiendo
de un nuevo Brutus en vena de traición.