Caramelo de Ricina

Fantasía Sexual I

Conversamos durante la madrugada

de un sábado senil.

Me hablás de tu piel curtida

por una infancia sombría,

de lo traumático que fue

el divorcio de tus padres

y el embarazo adolescente de tu hermana.

De las noches sin dormir

y los días sin comer.

 

Tu mandíbula está tan tensa

como las cuerdas de una guitarra.

Pestañeás tres veces porque tenés sueño,

pero te empeñás en seguir

llamando mi atención.

 

Me deslumbra la violencia de tu mirada,

tan pesada como mis manos

que descansan sobre tus muslos.

Sin embargo, no te beso.