De Aztlán salieron un día
En busca de su destino
Muy largo Fue su camino
Penosa la travesía.
Pero aquel día llegaría,
Así los dioses hablaron
A todos les anunciaron
E indicaron la señal
Un águila en un nopal,
Y Hasta ese sitio llegaron.
En un islote incipiente
Una estampa sin igual
Águila sobre un nopal
Devorando una serpiente
Ahí quedó la simiente
De un país bello y robusto
Muy valiente y harto astuto.
Se fundó una gran ciudad
De nombre Tenochtitlán
Que hoy recordamos con gusto.
Doscientos años vivieron
Dominando aquellas tierras
Triunfadores en las guerras
Grandes riquezas hicieron.
Pero cierto día vinieron
Hombres en bestias montados
Bien protegidos y armados
Creando miedo y confusión
Robándoles la ilusión,
Dejándolos destrozados.
Aquellos hombres barbados
Trajeron atrocidades:
Vicio, tranza, enfermedades
A cambio de lo robado.
Con todo lo recabado
A España más rica hicieron
Y al indio se lo torcieron
Cada vez más confundido
Por el español bandido
La pasaba trabajando
Para provecho del blanco
Y cada vez más jodido.
Trescientos años después
De vivir colonizados
Los mexicanos cansados
Esclavos, De España, ser,
Vieron el amanecer
En el cura de Dolores
Y contra sus opresores
Se lanzaron a la guerra
Para defender su tierra
Al redoble de tambores.
Fue un septiembre dieciséis.
Que el cura Miguel Hidalgo
Bravo como un perro galgo,
Caballero sin doblez,
Un criollo de blanca tez
Al pueblo a pelear llamó,
Fue entonces que se inició
La guerra de independencia,
Hidalgo haciendo conciencia
A México liberó.
Después de ser liberados
Vinieron otros bribones,
Una bola de cabrones
Queriendo ser coronados
Emperadores copiados
De los reinos europeos
Bola de culeros, feos
No se cansan de chingar,
A su madre respetad
Avariciosos y ateos.
Después, un gobierno nuevo:
República federal,
La junta provisional
Le daba el poder al pueblo.
Hay algo que bien recuerdo:
Quien fue el primer presidente,
Tuvo que ser muy valiente,
Fue Guadalupe Victoria,
Así está escrito en la historia,
Bien lo recuerda la gente.
En la era republicana…
Un presidente ambicioso
Político un tanto ocioso:
Toño López de Santana.
De la noche a la mañana
Hizo negocios por cierto
Los hizo con gran acierto…
Pero para su peculio.
Con liberales se alió
Generando desconcierto.
El presidente Santana,
Bueno pal “bisnes” salió,
Con los gringos negoció,
Hijo de doña Susana.
De la costa a la sabana
Hacer dinero sabía,
¿Vergüenza? no conocía.
El pueblo le reclamó,
Pero eso, a él le valió
Si a su madre no vendió…
Fue porque ya no tenía.
.
Muchos presidentes más
A mi pueblo Gobernaron
Sus riquezas se acabaron,
Engendros de satanás.
Hijos del padre del mal,
Gobernaron pa su santo,
¿Para qué robaran tanto?
¿Que no tienen llenadera?
Estas si son chingaderas
Que hacen que me brote el llanto.
Hubo otra época sangrienta
Que es parte de nuestra historia,
Hombres en busca de gloria
Se levantan en revuelta,
La cosa no tenía vuelta,
El pueblo ya no aguantó,
En armas se levantó
Contra de la tiranía
Por la rabia que sentía
Contra el gobierno traidor.
En esa revolución,
Murieron muchos hermanos
Por orden de los tiranos
De inaudita cerrazón.
Esta lucha sin razón
El gobierno la Tomó
Como un hecho delictivo.
El pueblo fue muy activo
Por su firme convicción,
Por el sufragio efectivo
Y por la no reelección.
Hombres de gran corazón
Siguieron a sus caudillos
Con rifles o con cuchillos
Defendiendo su razón.
Iban tras una ilusión
La consigna era pelear
Y a Porfirio derrocar,
Volver el poder al pueblo
En eso estaban de acuerdo:
Al dictador, desterrar.
Villa peleó por el norte
En el sur Zapata estaba
Eran dos gallos de traba
Hombres de figura y porte.
Sus ideas tenían soporte
Por eso el pueblo entendió
Cuando con ellos se unió
Preferible era o morir
Que esclavizados vivir,
La historia se los premió.
Fue primero el español
Que vino a chingar la patria
No haciendo ninguna gracia
Robando oro sin control.
Se nombró conquistador,
Más yo digo que no fue,
Pues como ya antes conté:
Trajeron enfermedades,
Vicios, tranzas, falsedades.
Matando nuestra cultura, nos impusieron su fe.
Luego fuero los franceses
Impusieron un austriaco
Barba rubia, alto, flaco,
A Carlota y sus marqueses,
Pero pagaron con creces
Por su ambición desmedida.
Juárez le quito la vida
Mandándolo fusilar
Ya no pudo regresar
A Austria su patria querida.
En esta época actual
Aun nos siguen chingando
Al pueblo siempre ignorando,
Y sin saber gobernar.
¿A dónde iremos a parar
Con tanto crimen impune,
Si mi pueblo no se une?
Yo apoyo vieja consigna:
“Si el gobierno chinga y chinga”…
“Al gobierno hay que chingar”.
Nos gobierna un copetón
Con un gabinete ingrato,
Un equipo muy pazguato
Que el presidente nombró.
Pero que bien escogió
A cada uno para el puesto
Se chingan el presupuesto
Para sus cuentas en Suiza.
Y Tienen con televisa
Complicidad, por supuesto.
Es un gabinete ojete,
Son sinvergüenzas y ratas
Orejonas, de dos patas
Junto con el del copete.
Hay compañeros que creen
Que es huérfano este gobierno,
Yo con mi sapiencia entiendo,
Por qué ellos, no saben “ler”
Tal vez lo puedo entender…
Pero ¿qué cinco es menor que uno?
Aquí es donde yo presumo
Que estamos mal gobernados,
Mal comidos y asombrados
Con tanta cortina de humo.
Primero fue el chupacabras,
Que los quince de Rubí,
Ahora sí que no entendí
Ni mitad de sus palabras,
Ya ni con “abras cadabras”
Solucionan los conflictos
Ni con mota, ni con pistos,
Ni contratando un chamán
Los podrían solucionar,
Y eso que se creen muy listos.