Leonardo Irra

Nación

Haz dejado correr la sangre sin interrupción de anhelados montículos, cada día ya es incipiente  el viaje de almas a donde (quién sabe) están predestinadas a ir.
Agrietada tierra que fue estandarte y presunción de ajenas manos y de propias llenas de callosidad, siempre haz visto a tus hijos caer, y los haz levantado en enemigos; encaminados en eslabón indestructible.
Tu verde ha resaltado, siendo analgésico para tantas dolencias tuyas, el blanco va de paso en paso despojándose de la fe, llegando a donde está el rojo aberrante, el hórrido color empapado de lagrimas, disolución de sueños, inmiscible con la esperanza, ¡te haz decantado por ser una Nochebuena! Enraizada con lo vil de tu mísera semilla, antigua, deshidratada, manipulada por héroes inciertos y molida por lo abyecto de tus simplones cosechadores. Haz llenado de pesadumbre cada letra de las seis. Sin adscripción, ¡te han llenado de ignominia! No vuelas como el águila, te arrastras como la serpiente.