Entre macetas y rejas
 tras los muros y vitrales
 sobreviven en mi tierra
 bellos patios coloniales.
En las noches hechiceras
 escapa de la enramada
 dulce aroma a madreselva
 la frescura de la albahaca.
Canta la fuente en el centro
 bajo la luna plateada
 La brisa trae viejas notas
 de la criolla guitarra.
Embrujo tienen los patios
 adoquines donde bailan
 la sombra de los recuerdos
 aljibes de la nostalgia.
Cuentan las gruesas paredes
 de las viejas serenatas
 de los tórridos romances
 entre señores y esclavas.
Ardiente cual rosa roja
 canela su piel bronceada
 ojos nacidos de estrellas
 sonrisa de miel y nácar.
Viejos patios coloniales
 niebla de la madrugada
 que abre la puerta a aquel tiempo
 de habanera y contradanza.
Donde Cecilia y Leonardo
 entregaron cuerpo y alma
 esencia que viaja rauda desde
 la loma del Ángel a la alameda de Paula,
Bellos patios coloniales, arte y magia del vitral;
 perfumados de claveles y el suave sabor del mar
 que nos cuenta con detalles secretos de la Ciudad.