Luisa Arias Soto

Desierto del Alma

Que árida resulta el alma sin el contacto del oasis de tu piel.

Los labios como captus en el desierto

esperan que sus espinas se

hagan almíbar con tus besos,

se hagan delicias en un buffet de caricias,

 Y se complementen de un bocado

fundiéndosen en la locura del arrebato.

Áridas manos, árido cuerpo, áridos besos.

Si no nutres la desventura del tormento

que son arenas enrojecidas del desierto,

Sino sacias su sed de momento,

¿Cómo esperas que busque tu aliento?

Sino eres manantial en sus arenas,

 ¿Cómo dejar que se ahogue en el silencio?

 Sino le das agua a la flor,

ella se marchita y muere,

sino le das tiempo al amor el

se marchita y muere.

Como pretender que una semilla brote

 sin esmeros, cariño y cuidado.

Como hacer que crezca

con puras palabras sin hechos.

Áridas manos, árido cuerpo, áridos besos.

Árido amor que se ha esfumado del corazón…

Escamosas aguas que se mesen

en la sombra de tus palmeras.

 Ásperos vientos que deshacen en si sus arenas.

Y un oasis neutral a la sangrienta

 guerra que desata el desierto del alma.