javiercald

La voz dormida

Duerme, niño, duerme.
No quieras saber qué se esconde afuera.
Mirar la luz que oscurece este mundo
es cegarse y traicionar a tu sombra.

 

Duerme, niño, duerme.
Solo los despiertos sufren las guerras.
Si todas nuestras flores llevan luto,
la primavera ha llegado a deshora.

 

Duerme, niño, duerme.
Tu ensueño estará exento de fiereza:
las balas morirán entre los juncos,
los ríos besarán limpios la costa.

 

Duerme, niño, duerme.
Que los monstruos no llamen a tu puerta.
Papá quiso cambiar este orbe injusto
y surcarás las mismas turbias olas.

 

Pero ahora duerme, niño, duerme.