argantonio

Imposible retorno

No despiertes del sueño

ni pienses que la carne

es caduca.

 

Tú serás de tus días dueño

sin sentir el miedo nunca

de no ver la sonrisa

sino el fruncido ceño

que el pesar en  la frente

surca, condenando el pecado

inocente del deseo

que juzgas,

sin más motivo que la amargura

de una vida que ya es pasado

sin la alegría de la locura

de amar, sin ser amado.