Norberto Osvaldo Algarin

ParisiƩn

A Rubén Darío, in memoriam, en el aniversario de su natalicio.

 

Paseándose en la nieve de la tarde azulada

(la majestad del Sena testigo de su paso), 

vese a Rubén Darío pensando en la jornada 

en que vió entre esas brumas el vuelo de Pegaso. 

 

La actividad de la urbe París, la iluminada, 

vierte su esencia y magia cual champaña en fino vaso, 

mientras posa el poeta su exótica mirada 

sobre vagas doncellas venidas del Parnaso. 

 

El mentor en ensueños, el amante de viajes, 

contempla monumentos y artísticos carruajes, 

y faroles que anuncian de la tarde su fin. 

 

Y modernos y antiguos ornamentos del coche; 

y antes que pronuncie sus matices la noche, 

dále un canto a los cisnes con bohemia de gin.

 

(¿2009-10?)