dettalu

Déjame

Es un devenir absurdo,
un azulrojo devenir,
tierno, humedecido.

Recuerdos por doquier,
que absorben mis pupilas,
que tragan las palabras frías,
que se esparcen por tus pechos de nieve,
que son la madreselva de algo inconcluso.

Déja, que mis manos moldeen
tu cuerpo de arcilla,
déjala, a mi mente explorar,
en tus espacios reducidos,
para que así; tú y yo,
Amor mío,
juguemos a ser dueños,
de esta tierra, de este aire,
de esta luna llena.

Y solos. en lo infinito,
perdidos, poder ser
esclavo de tus besos,
de tu aliento, de esos;
tus suspiros.

Déjame, ahogarme en los ríos profundos,
que surcan tus caderas,
déjame, deslizarme por los extremos
de tu cuerpo de cera.

Déjame ser el cenicero,
de todo lo que te han prohibido.