Marc Tellez Gonzalez

Monólogo de un hombre con, o sin.

 

 


Me siento enfermo, delirios son mi realidad.


Mi estado mental no es el adecuado y ni el mejor; mi fortaleza mengua y se dilata como mis pupilas dentro la noche.


Lo que veo, son como unas sombras radiantes de negrura nocturna, y sonrió como sí entendiera a alguien.


Los escalofríos son vigorosos como el sudor, como el dolor, como si mi cuerpo rechazara mi voluntad.


Siento el carácter de la esquizofrenia en mi mente, algo me persigue y no afloja rienda porque por dentro mi corazón se esta rompiendo.


¿Qué demonios me pasa?


¿Quién demonios esta ahí?


Escucho todo lo que alguna vez estuvo oculto e inerte en mi interior; quiero ser libre otra vez.

Quiero volar, ser, alcanzar y liberarme.

 

 

Cadenas me rodena, como incertidumbre de quien era....


Una voz me persigue como mi consienza.


Pregunta.


-¿Ves-


-sí-


Es mi respuesta.


-¿Qué ves?-


-Una muchedumbre que esta enfadada-


-¿Y sabes por qué?


-¡NO!-


-Yo te he de decir porque-


-Cada uno que tú ves, piensa que eres excremento, que eres vil y miserable por todo lo que haz hecho en tu perra vida; no te preguntes más; ¿eso eres?


- Por supuesto que NO...-


-Y dime, sí lo sabes tú; ¿por qué piensan eso?


-Yo no lo he de saber; ¿por qué no me lo dices tú?-


-Tal vez porque soy cobarde, soy tan menos en este estado que fuerzas no tengo; pero pienso que algo debo, y no es poco.-


-NO ME TRATES ASÍ.-


-Dos hombres murieron; dos buenos hombres... Dios sabe que intención no existe ni ha existido de ser yo...


-¿Por qué yo?-


-¿Qué paso?-


-¿Por qué paso?-


Me pregunto.


-Los accidentes pasan-


-Dios sabe que he de ser incapaz de cometer un acto de tal naturaleza, y me pregunto tantas veces...-


-Por qué me haz dado esa tarea tan difícil de mandar a tus brazos a estos dos buenos hombres...-


-Y pienso que es una lección que tal vez quiera darme nuestro señor, para reivindicarme y enderezar mi camino...-


Existen circunstancias que nos cambian, nos hacen que la vida de vuelta, y transforman la vida de quienes las viven.


Pensaba que todo malo solo pasaba fuera de casa, con los demás; pero me doy cuenta que nadie esta exento de vivir una circunstancia difícil y de este índole.


Es triste ver como existen personas que cambian el valor de una vida por el valor de el dinero; dinero que es incapaz de devolver la vida y satisfacción de ver vivos a sus seres amados.


¿Cuánto cuesta la vida de un ser humano que ya no vive?


¿Cuánto cuesta la vida de un ser humano que sobrevivió en una circunstancias de un siniestro así?


Tristemente después de una situación así, se benefician licenciados, jueces, juzgados y personas que no les interesa ni un bledo lo que aconteció.


Pero quienes lo viven, se empobrecen más de lo pobres que ya son.


Pienso que en la justicia no existe Dios; ni en la sentencia de vivir como víctima, o victimario se sana lo acontecido.


Ambas partes pierden; se pierde la fé, la esperanza y la razón por tanto daño involuntario de lo que ha pasado.


Uno de las dos partes ve al otro como victimario, o verdugo: la otra parte se ve así mismo como un criminal despiadado aún sin serlo así.


Sólo existe una palabra que razona todo lo sucedido.


Perdón... Perdón... Perdón... Dios mío.

 


Marc Téllez González.