Franklin Sandi

Volvió la musa extraña

Volvió otra vez la loca

enloquecida

con la melancolía lamida

en los cabellos.

 

Entró de puntas como una colegiala

cuando estaban las puertas

clausuradas

 

y otra vez brilló la luna

encremada en sus mejillas.

 

Agitaron la casa sus pisadas

y los perros

desconfiados

se acordaron de sus huesos

 

se empañaron los vidrios

con su aliento

y en la noche

 

desnuda

 

me envolvió con su mirada

 

y crujieron en la cama

todos

los presentimientos.