Gabriela Araceli

Completamente Enloquecidos

 

Su mano resbala sobre mi espalda hacia mis caderas, su sudor cae sobre mi cuerpo y mesclado con su loción me intoxica hasta sentir que toco las estrellas.

Su ritmo me fascina, su cuerpo me enloquece, su mirada perdida encuentra la mía provocando que suba la temperatura.

Me monta sobre su cuerpo, me sube y baja de una montaña rusa que me hace perder los estribos.

Me toma del cabello y sostiene mi peso con su cintura y mis ojos llorosos de tanto placer se pierden.

Sus manos me acarician como ya nadie lo hacía; sus labios me besan y provocan lo ya nadie había podido.

 

Su cuerpo me llama y más de una vez mi cuerpo estalla en respuesta.

Mas, mi cuerpo pide más, pide más de esos labios que bese por primera vez hace ya diez años,

pide más de ese cuerpo que anhele y desee por mucho tiempo hasta que por fin lo tengo.

 

Un reencuentro más de los tantos que hemos tenido y tendremos.

Porque tengo hambre de él, tengo sed de sus labios de su mirada, de su cuerpo sobre el mío, los dos completamente enloquecidos.