Olivera Dayana

Cuando quiera y no me quieran

El día que no me quieran,

voy a querer con tal ansia,

que me matará la espera,

sobre el desierto descalza.

Cuando me encuentre la mesa,

ya servida y ocupada,

quizás me beba las penas,

en una esquina callada.

Cuando al tocar una puerta,

mi puño se vuelva escarcha,

cuando el amor pida huellas,

y nadie venga a pintarlas.

Entonces no habrá estrategias,

ni otras nubes ni más playas,

cuando ame y no me vean,

tal vez vuelva a ser humana.

Quizás algún día sienta,

que perdí cien mil batallas,

por huir ante la prueba,

que era amarga y necesaria.

Cuando ya nadie me entienda,

cuando apueste por la nada,

cuando no queden estrellas,

y el cielo me de la espalda.

Cuando los besos me duelan,

y las caricias se vayan,

y me toque ser la piedra,

que alguien lance sin amarla.

Quizás solo por inercia,

luche desde mi ignorancia,

y me toque ser la ciega,

que el puñal sola se clava.

Quizás algún día aprenda,

que el amor cobra revanchas,

y que el que vive de rentas,

pierde señal en el alma.

Cuando quiera y no me quieran,

ya no habrá risas baratas,

ni candados, ni rabietas,

seré yo y luego el fantasma.